Desde Buenos Aires hasta Houston, con escala en Los Ángeles, Elizabeth Aquino ha recorrido un camino cargado de sueños, valentía y pasión. Fotógrafa de alma, madre de tres hijos y narradora visual por elección, su historia es un testimonio de autenticidad y determinación.
“Llegué a Estados Unidos con miedo, pero también con una maleta llena de sueños”, recuerda. En 2001, impulsada por el deseo de nuevas oportunidades, Elizabeth dejó atrás una carrera en arquitectura —elegida más por cumplir un deseo ajeno que por convicción— y abrazó lo que desde siempre supo que era suyo: la fotografía.
Hoy, su lente captura mucho más que imágenes. Con un estilo que conjuga sensibilidad, fuerza y una profunda conexión humana, retrata desde conciertos vibrantes y bodas íntimas hasta atletas e influencers internacionales. Cada fotografía suya es una invitación a mirar más allá de lo evidente.
“La fotografía es mi lenguaje. Es la manera en la que habito el mundo y cuento lo que las palabras a veces no alcanzan”, afirma. Su trabajo busca desentrañar lo invisible: eso que late detrás de una mirada, un gesto o un silencio.
Radicada actualmente en Houston, Elizabeth sigue contando historias. Historias reales, humanas, llenas de luz. Porque para ella, cada persona tiene algo único que merece ser visto y celebrado.
IG @stage7photography